Julián Pérez García
06/10/11
BIBLIOGRAFÍA:
Ballesteros E, García M, Torres MP. El anciano sano. En: Ballesteros E, García M, Torres MP. Enfermería Geriátrica. 2ª ed. Barcelona: Elsevier-Masson; 2006. p. 40-43.
COMENTARIO:
Con la llegada de la vejez los diferentes roles de la persona cambian, y no es una excepción el rol laboral, donde el cambio más importante se produce con la llegada de la jubilación. Entendemos por jubilación la situación de una persona que tiene derecho a remuneración o pensión, después de haber cesado total o parcialmente en su profesión u oficio. Cuatro han sido los factores que han contribuido directamente en el desarrollo de la jubilación en las sociedades industrializadas:
Factores demográficos: el envejecimiento de la población hace que cada vez haya que invertir más dinero en estas prestaciones, siendo un tema candente que preocupa tanto a los propios jubilados como al resto de grupos sociales.
Factores económicos: los avances tecnológicos han hecho que aumente la productividad, con lo que se puede mantener el nivel de vida reduciendo el tiempo total de trabajo sin disminuir ese potencial productivo.
Especialización del trabajo: ha supuesto un perfeccionamiento de la actividad laboral pero ha hecho que el trabajador de más edad no pueda beneficiarse de las habilidades específicas con las que contaba. Además los avances técnicos suponen estar al día, siendo una dificultad añadida para ellos.
El tamaño de los grupos económicos: existencia de macro empresas donde la jubilación no depende de las capacidades individuales sino de las negociaciones impuestas al llegar a una determinada edad.
La jubilación supone un duro y difícil proceso de adaptación ya que la vida de la persona en muchas ocasiones está orientada en torno a la actividad laboral. Además repercute en la situación económica, siendo por lo general insuficientes los recursos económicos, e incluso en la salud física y psíquica. Las relaciones sociales se reducen de manera importante al dejar el ambiente laboral y hay un mayor tiempo libre que rellenar para no tener la sensación de ‘no hacer nada’. Por si fuera poco, en muchas ocasiones este periodo coincide con la emancipación de los hijos y con la pérdida de seres queridos.
El impacto de la jubilación ha sido estudiado por diferentes gerontólogos. Para Guillemard en esta etapa hay tres rupturas fundamentales: el cese del trabajo ligado a una crisis de personalidad, el tener excesivo tiempo libre y la ausencia de socialización. Se asumen algunos trastornos como perturbaciones emocionales, estados depresivos y de ansiedad, alteraciones de sueño, astenia o hipocondrías. Estas consecuencias afectan en mayor medida a las clases sociales más bajas por la menor disponibilidad de recuersos económicos, psicológicos y culturales. Una idea diferente sostiene Atahley, según el cual el tiempo libre en la jubilación puede ser satisfactorio siempre que esté apoyado por actividades de ocio. Opina que las categorias socioprofesionales más altas son las que presentan una mayor insatisfacción al retirarse del mundo laboral. Otros factores que hay que tener en cuenta son: la profesión ejercida, el grado de compromiso con la misma, el carácter impositivo de la jubilación, el entorno social, la personalidad, etc.
En la mujer se debe valorar desde dos puntos de vista. Por una parte tenemos las mujeres que han trabajado fuera y dentro de casa, cuya jubilación será similar a la del hombre, aunque en su caso no cortará la actividad de forma brusca por seguir manteniendo las tareas del hogar. Las mujeres que únicamente han trabajado en casa pueden sentirse ‘invadidas’ en sus tareas cuando se jubila su marido.
Para evitar todas estas situaciones adversas en algunos países se han puesto en marcha programas de preparación para la jubilación dirigidos tanto a los jubilados como a sus cónyuges. Los programas son impartidos por un equipo multidisciplinar (enfermera y trabajadora social) a grupos reducidos mediante conferencias, mesas redondas, películas, etc. Se trata de desmitificar algunas falsas ideas y ayudar a tomar decisiones, ya que la mayoría llegan sin tener idea de su situación posterior a la jubilación. La mayoría de los encuestados mostraban desinterés, siendo la principal preocupación la cuantía de la pensión y en menor medida las repercusiones familiares y sociales. Los tres objetivos básicos del programa deben ser:
Como proyectar el futuro financiero: tramitación de la pensión, descuentos, información sobre residencias, etc.
Como ocupar el tiempo libre, aprender a disfrutar de él.
Conocimientos de las alteraciones o problemas de salud que se pueden presentar con la edad: proceso de envejecimiento, hábitos de vida cotidiana y enfermedades más frecuentes en la vejez.