Ana Mª Ruiz Molina
La sexualidad en los ancianos se cree como algo prohibido, inadecuado, inapropiado. No es difícil encontrar a quien piensa que los ancianos no mantienen relaciones sexuales, y ello se justifica con que son demasiado mayores y están enfermos. Pero la realidad es otra y ésta se ve tapada por el estereotipo de que nuestros mayores no tienen relaciones sexuales. Actualmente, sobre el 80% de los ancianos son sanos, ¿por qué no podrían tener una vida sexual activa? Como hemos podido comprobar en la práctica, el envejecimiento no disminuye el interés sexual aunque si tenga ciertas repercusiones en el organismo relacionadas con la sexualidad. Por tanto, se debe buscar un cambio en la forma de experimentar y disfrutar del sexo, no eliminándolo de la vida de los ancianos por muy fácil que sea caer en tópicos falsos como: que la vejez supone un declive del interés sexual, que esté mal visto o se asocie exclusivamente a jóvenes, que sólo pueda realizarse coito y lo demás resulte extraño, que las relaciones sexuales debiliten a los ancianos… En general, resultan más influyentes los obstáculos psicológicos sobre la vida sexual, como que: en hombres la impotencia pase a ser algo común, en mujeres los cambios físicos las hagan sentirse menos atractivas, o que los problemas sexuales se atribuyan a la edad.
Tenemos un gran desconocimiento de la realidad sexual de los ancianos, se piensa que de esos temas no se debe hablar. Influye mucho la visión que tienen los demás sobre ellos así como la soledad o la falta de cónyuge. Los ancianos, deberían saber que hay un amplio abanico sexual que no sólo incluye el coito pues deben adaptarse para poder llevar una vida sexual plena. En este mundo entrarían aspectos como los preliminares, el baile, las cenas, las salidas, el arreglarse o mantener el atractivo…
También se debe tener en cuenta, que la sexualidad ha sufrido un gran cambio con los años, pues cuando antes sólo tenía un fin procreador ahora también tiene un sentido placentero. Además, la mujer antes era olvidada, no se pensaba en su disfrute.
Por otro lado, las fases de las relaciones sexuales de los ancianos se ven alteradas. Estas fases se alargan con lo que aumenta la duración y así se podrían ver impedidos la realización de varios coitos. La lubricación es fundamental, por lo que si no es suficiente debería aplicarse lubricante.
Con todo esto, se debe de cambiar la mentalidad. Este tema tiene que dejar de ser un tabú, tanto para nosotros como para ellos pues le dificulta el solicitar ayuda ante dudas o problemas. Así, debemos abarcar estos temas en la medida de lo posible para garantizar una atención completa a nuestros mayores. La sexualidad en la vejez se desarrolla de manera similar a como ha sucedido durante el resto de la vida, así que para una vejez plena es necesaria una sexualidad plena en la vida.
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